De todos es sabido que buena parte del éxito en la ejecución de un trabajo se asegura utilizando las herramientas adecuadas.
Quienes no poseen mucha experiencia en este mundillo, no tardarán en empezar a comprobar que existen brókers y plataformas de trading de todas las naturalezas.
Dependiendo del activo que elijamos, del instrumento financiero que utilicemos, de las condiciones que estemos dispuestos a aceptar e incluso del lugar o ámbito donde nos atrevamos a buscar observaremos que los hay muy profesionales, completos y sofisticados.
Pero deberemos centrar nuestra atención en evitar a los cutres, chapuceros y prehistóricos cuya plataforma carece de los más elementales medios para poder operar con un mÃnimo de garantÃa o funcionalidad.
Muchos ofrecen escasa o nula información sobre el activo, sobre las limitaciones propias del instrumento, sobre las condiciones de intermediación aplicadas, sobre el uso de la plataforma de operaciones y sobre el manejo y la veracidad de los gráficos. Gran parte de la información cuando no es errónea es falsa o está incompleta.
En algunos casos la metodologÃa para operar es tan poco intuitiva que resulta imposible saber cómo abrir una posición o cómo colocar un stop si no es llamando por teléfono cada 5 minutos para preguntar al soporte técnico, después de luchar a brazo partido con las grabaciones y pulsaciones que nos solicita la centralita automática.
En ocasiones la información importante (de existir) te la revelará con tono irónico el telefonista tras el que se agazapa el bróker, indicándote su ubicación exacta en algún recóndito lugar en el que todavÃa no habÃas mirado. Ésta puede aparecer bajo enlaces apartados, escondidos o remotos de la plataforma de trading o en alguna página de todo su sitio web. De no ser unos linces y con mucho tiempo libre es prácticamente imposible que consigamos saber de su existencia y acceder a la información por nuestra cuenta.
Por no hablar sobre la claridad de la información en relación a las comisiones y spreads que estos servicios financieros cobran. La carestÃa de sus comisiones es inversamente proporcional a la facilidad de encontrar o de calcular todas sus tarifas. Esta información suele ser tratada como un secreto de estado inaccesible para el pueblo llano y de encontrarla, nos percataremos de la razón por la que estaba tan escondida.
Todos estos impedimentos provocan un gran sentimiento de inseguridad a sus clientes traders. Les hace sentir que NO llevan las riendas de las operaciones que acometen y que con cualquier despiste pueden perder un ojo de la cara o incluso varios de los ojos prestados de la familia y amigos. 😉
Muchos de estos «malos brókers» suelen ser sucedanios de servicios financieros bursátiles ofrecidos por entidades bancarias vetustas y añejas cuyos primitivos planteamientos se niegan a evolucionar, entre otras cosas porque el personal de sus departamentos informáticos son en realidad, contemporáneos de Bill Gates.
Siempre he pensado que muchos de estos mugrientos y cicateros comisionistas que se resisten a destinar recursos para modernizarse y facilitar la operativa de sus clientes consiguen hacer honor al pretérito significado de un oficio cuyo nombre «bróker» traducido del inglés, podrÃa ser algo asà como «quienes rompieron o quebraron» (tu cuenta) 😛
Rafa.